Guest User
January 2, 2023
Estancia del 31/12/2022 al 2/01/2023. La fonda en sí, el edificio, me ha encantado. Tiene años y eso me gusta. Está impoluta y cuidada, y su situación es perfecta. Además, admiten mascotas y, en mi caso, esto es un gran punto a favor. Hay un aparcamiento gratuito justo al lado y zona de bosque para dar buenos paseos delante. El personal es muy cercano y amable, y siempre he tenido una buena comunicación con ellos a través de WhatsApp y de mensajería a través de Booking. Reservé una habitación individual y baño compartido; sin embargo, he estado en una habitación con cama de matrimonio (muy cómoda) y baño privado, lo cual es de agradecer, sobre todo si, como en mi caso, vas con perros, que siempre necesitan agua. Al tener el baño en la habitación, todo es más cómodo y sencillo. Para mí, el mayor pero está en lo mucho que se oye todo. Absolutamente todo. Desde las puertas abriéndose y cerrándose (van duras y encajan mal), a las cisternas, grifos, duchas de las habitaciones y baños con los que mi habitación compartía paredes. Es demasiado y molesta muchísimo. Y, además, están las escaleras, con la gente subiendo y bajando a todas horas. Vine en busca de tranquilidad. No quería pasar fin de año en mi localidad habitual y aguantar cohetes, ruido por las calles y gritos. Y eso lo dejé claro en mi reserva. Sin embargo, el 31/12, los vecinos tenían la música a todo trapo mientras hablaban a voz en grito. Es verdad que no era muy tarde (sobre las 20:30 h), pero sigue sin ser aceptable en un alojamiento en el que esperas que nadie te moleste. Más tarde, ya a sobre las 10 y hasta bien pasada la medianoche, un grupo se juntaron en la cocina (hay una cocina en la última planta de uso común), sin tener la delicadeza de cerrar al menos la puerta, y no dejaron de vociferar hasta que se cansaron y se fueron a la cama. Pero, claro, uno de los problemas es que en el alojamiento no hay nadie. Cuando llegué (más tarde de lo acordado por un problema que tuve antes de salir, y que comuniqué a la fonda), a eso de las 4 de la tarde del 31 de diciembre, no había nadie en recepción. No me molestó, porque lo encontré todo muy organizado: puerta principal abierta (más tarde, se cierra y el cliente puede acceder al edificio mediante un código), carteles con las claves del wifi (que, por cierto, va fenomenal), la información de entrada y de salida, el horario del desayuno, de las actividades por los alrededores, y un número de teléfono de contacto. Me explicaron, tras mi llamada, cuál era mi habitación, que entrara y que tenía la llave con el código de acceso sobre la cama. Todo perfecto. Sin embargo, vuelvo al tema del ruido. Es peligroso que no haya nadie de los responsables en el edificio porque, como sucede ahora mismo desde ya hace horas, tres chicos que llevan bebiendo desde las 7 de la tarde están en la última planta gritando y siguiendo con la bebida. Les he ido a llamar la atención, porque ya han montado un escándalo por la escalera cuando, además de los grito
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