Hotel Real Del Valle

Bien situé pour aller dans le centre ville à pied. Joli jardin et piscine bien entretenue (les horaies affichés ne sont pas respectés et la piscine n'est pas accessible avant 8.00am, alors que la direction indique 7.00am). Personnel agréable mais service lent au restaurant qui propose un menu plutôt varié. Je déconseille pour les couples en recherche de calme les fins de semaine. Rapport qualité/prix correct.

Very good service, a comfortable and simple hotel, clean, a nice palapa, pool and garden. A good option to spend a couple of nights in Tepoztlan, a few minutes walk from the center. The Sunday buffet breakfast was very rich, friendly staff. good SPA service.

Nice place, the room where I stayed was spacious but the air conditioning did not get very cold, the pool is heated and illuminated, it has a well-kept garden and makes a good impression. The staff is friendly but there are charges for corkage services and for bringing in external drinks or food.

Hermosas instalaciones, personal muy atento, excelente calidad en los alimentos. Tiene una amplia vista del Tepozteco. Muy amplio y bien cuidado jardín. Familar y también muy relajante! Super recomendable!!!!

Al hotel poco le importa si sus huéspedes concilian el sueño, si se pueden bañar o si quieren internet. Lector, si quieres una historia de terror, sigue leyendo. Nuestra habitación estaba enfrente de la calle, y la “terraza”, que no tiene ni una silla, a escasos 50cm de unos cables de luz. Inicialmente se veía de muebles desgastados pero aceptablemente limpio. Al cerrar la puerta, inmediatamente percibimos un camión tipo torton frenando con motor dándonos la bienvenida, seguida de lo que pensamos era un camión de pasajeros pero resultó ser un auto de unos 30 años circulando por la calle que queda a escasos centímetros de dicha terraza. Motos, camiones, autos, y hasta perros “amenizaron” nuestra estancia, día y noche, sin cesar. Intentamos dormir 9 horas pero calculo haber conciliado 7 u 8 lapsos de escasos minutos. Ante el cansancio, intentamos una siesta, pero un partido de fútbol nos lo impidió. Al solicitar un cambio de cuarto, en recepción me dijeron, textualmente “no hay nada que pueda hacer” y por hacerme el favor nos dieron unos tapones de oídos sin costo. Naturalmente no sirvieron, y la segunda noche tampoco conciliamos el sueño. La cereza del pastel fue la regadera, cuyo abyecto y miserable chorro de agua de monotemperatura se acabó a la mitad de mi baño obligándome a secarme enjabonado con las deleznables, viejas y acabadas toallas de pésima calidad. Con mi viaje en estado de putrefacción por la ingrata experiencia de hospedarme en esta pocilga, esta bola de desalmados todavía no incluyen el desayuno completo ni proveen almohadas de la mínima calidad humana.